Estas
últimas semanas parece que me hubieran exprimido como a un limón. He intentado
escribir algún día que otro con ideas que me rondaban, que iban y venían…, pero
nada oye, que no había manera. Sentarse
delante de un folio en blanco es fantástico muchas veces, y enormemente
frustrante otras, por desgracia.
A lo largo
de estos días me he preguntado en repetidas ocasiones si el problema es que ya
no tengo nada que decir. ¿Qué pasa? ¿Ya no tengo nada que contar? …. Imposible.
Las mujeres siempre, siempre, SIEMPRE, tenemos algo que contar. Es más, échate
a temblar si alguna de las que te rodea anda más callada de la cuenta, se
avecina tormenta, fijo.
A las
mujeres nos encanta contarnos cosas, preguntarnos por detalles, escrutarnos,
examinarnos, que no quede ni un mínimo atisbo de duda sobre nada. Digámoslo
claro ¿no? Lo que nos entusiasma es cotillear.
… ojo al
dato: “Un
estudio realizado por la Universidad de Michigan, Estados Unidos, asegura que
chismorrear ayuda a sentirse cerca de un amigo, lo que aumenta los niveles de
progesterona, que es una hormona sexual que fluctúa con el ciclo menstrual y
contribuye a la formación de caracteres sexuales secundarios femeninos,
ayudando así a la reducción de la ansiedad y el estrés.”
Qué? A que os habéis quedado de pasta de boniato? No me digáis que esto no es la
panacea: Chismorrear es saludable, reduce el estrés y la ansiedad, lo dice una universidad
norteamericana!! Es genial.
En resumidas cuentas, lo que quería decir es que el hecho de que a nosotras nos encante cotillear, creo yo, es una
de las razones por las que la audiencia de la prensa del corazón tenga rostro femenino, y de que seamos nosotras, las mujeres, las que nos enganchemos
como locas a los realitys en los que
se destripa la vida privada de la gente, aunque sean anónimos. Un apunte: me
declaro fan number one de Gran Hermano
desde sus inicios en España (y ya que estoy: aupa Sindi!!).
Pero,
atención, que ahora voy con vosotros. Señoras, tengan especial cuidado con los
hombres cotillas. Quizá sean menos en número, es cierto, pero oiga, si entran al
campo de juego, es para competir en Champion League!
Dice el
refrán que hombre precavido vale por dos. Pues yo en este caso me atrevo a
decir que hombre marujón vale por diez, y si no, que venga Dios y lo vea.
No dejéis
de ver este video, y atentos al señor del jersey rojo, un auténtico espécimen.