12 de diciembre de 2012

COTILLAS



Estas últimas semanas parece que me hubieran exprimido como a un limón. He intentado escribir algún día que otro con ideas que me rondaban, que iban y venían…, pero nada oye, que no había manera.  Sentarse delante de un folio en blanco es fantástico muchas veces, y enormemente frustrante otras, por desgracia. 

A lo largo de estos días me he preguntado en repetidas ocasiones si el problema es que ya no tengo nada que decir. ¿Qué pasa? ¿Ya no tengo nada que contar? …. Imposible. Las mujeres siempre, siempre, SIEMPRE, tenemos algo que contar. Es más, échate a temblar si alguna de las que te rodea anda más callada de la cuenta, se avecina tormenta, fijo.

A las mujeres nos encanta contarnos cosas, preguntarnos por detalles, escrutarnos, examinarnos, que no quede ni un mínimo atisbo de duda sobre nada. Digámoslo claro ¿no? Lo que nos entusiasma es cotillear.

… ojo al dato: “Un estudio realizado por la Universidad de Michigan, Estados Unidos, asegura que chismorrear ayuda a sentirse cerca de un amigo, lo que aumenta los niveles de progesterona, que es una hormona sexual que fluctúa con el ciclo menstrual y contribuye a la formación de caracteres sexuales secundarios femeninos, ayudando así a la reducción de la ansiedad y el estrés.” 

Qué? A que os habéis quedado de pasta de boniato? No me digáis que esto no es la panacea: Chismorrear es saludable, reduce el estrés y la ansiedad, lo dice una universidad norteamericana!! Es genial.

En resumidas cuentas, lo que quería decir es que el hecho de que a nosotras nos encante cotillear, creo yo, es una de las razones por las que la audiencia de la prensa del corazón tenga rostro femenino, y de que seamos nosotras, las mujeres, las que nos enganchemos como locas a los realitys en los que se destripa la vida privada de la gente, aunque sean anónimos. Un apunte: me declaro fan number one de Gran Hermano desde sus inicios en España (y ya que estoy: aupa Sindi!!).

Pero, atención, que ahora voy con vosotros. Señoras, tengan especial cuidado con los hombres cotillas. Quizá sean menos en número, es cierto, pero oiga, si entran al campo de juego, es para competir en Champion League!

Dice el refrán que hombre precavido vale por dos. Pues yo en este caso me atrevo a decir que hombre marujón vale por diez, y si no, que venga Dios y lo vea.

No dejéis de ver este video, y atentos al señor del jersey rojo, un auténtico espécimen.


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